martes, 29 de marzo de 2011

Angles



Lo han vuelto a hacer. Sí, el nuevo disco de los Strokes, el ya mítico "Angles", es superchachi. Definitivamente, el final de marzo del 2011 será recordado entre los acordes de "Machu Picchu" y "Life Is Simple in the Moonlight". Ahí me veis desgañitándome con irresistibles estribillos como los de "Under Cover of Darkness": "Doon't Goooo That Waaaay/IIIII'll Be There For Youuuuu". (Pequeños, pequeños detalles como el gritito del final en el "my friend and adversary" o la guitarra electrizante de "Two Kinds of Happinness"). Y qué me decís de "Taken for a Fool" (esta gente sabe nominar una canción), de "Games", de "Gratisfaction" (a mí me recuerda a Queen en los 70, el de "Don't Stop Me Now" o "Let Me Entertain You"), de "Metabolism" (una muestra de cómo manejan la épica pop),... Y "Call Me Back", la experimental. Lo tenemos todo (lo mejor y lo peor) de los Strokes en un disco diverso, arriesgado, sin miedo al ridículo (me encanta esa actitud). Y que salga el sol por Antequera que a mí este grupo grupo me gana. Me pierdo entre los treinta y tantos minutos de esta joya (el "First Impressions on Earth" es una excepción entre los otros treinta-minuteros "Is this It" y "Room On Fire"). Uno de esos discos de los que hablaba, uno de esos clásicos personales, uno de esos que les pones la función de volver a escuchar del iPod. Porque sabe a poco y es suficiente, porque es grande y minimalista. Long Live, Strokes!

PD: Y la nota negativa: Internet es un sitio lleno de críticos o seudo-críticos, en el que, si buscas el citado disco, puedes encontrar cientos, miles de páginas de estos blogeros con sus cientos, a su vez, de comentaristas, todos, por supuesto, con una voz autorizada que les dio su madre al nacer. Y es el tiempo que nos ha tocado vivir. Alguien prefiere leer la crítica de un aficionado como yo (que no tengo ni puñetera idea de melodía, ni de solfeo, ni de tocar el ukelele) denigrando un grupo o un disco, que queda más cool porque no te pagan las disqueras (aunque ya te gustaría) y demuestra tu sentido independiente, que comprobarlo por uno mismo.
El gran Julián Marías, ínclito discípulo de Ortega y Gasset y filósofo y crítico de cine vocacional-aunque el término le aterraba-, entendía la crítica no como la acumulación torticera de los defectos sino como el descubrimiento de los valores innatos de una creación. Ah, y no era un crítico enciclopédico, lleno de referencias, sólo analizaba películas que creía valiosas -que no perfectas, todo el mundo buscando obras maestras...-.
Es un error en el que podemos caer todos (yo mismo criticaba a los Coen hace poco). Pero para eso están, para rectificar. Una de las cosas de las que me estoy dando cuenta con la edad es que no merece la pena gastar tantas energías en despotricar sobre lo que no te gusta. Demasiado esfuerzo desperdiciado. Mejor cuéntale al mundo tus bondades. No critico a la crítica: pero constructiva, por favor. Miss You. ¡Un comentario ya!

The Naked Lunch


Esta parece que va a ser la semana de la entrada. Mis lamentos necesitan el eco de este rincón. Aquí tenéis tres intentos de llamar a la puerta.(Con pomposos títulos en inglés, ahí lo llevas). No sé si me he equivocado de piso pero espero que la acústica sea lo suficientemente buena.

Time Is Running Out

Un buen día. De esos perfectos para compartir. Nos sentamos en el banco de un paseo. No hablamos. Al principio me incomodaba no hablar. Es como si creyera que se iba a escapar si no la enlazaba con mis palabras. Hablaba, hablaba sin parar sobre todo y sobre nada. Ese día no lo estropeé, dejé que el tiempo hablara en silencio. Me ajustaba sutilmente a ella, encajando mi costado contra el suyo, la rodeé con mi brazo para que apoyara la cabeza en mi pecho. Así podía oler su cabello y observar las costuras de su cuerpo.
Una vez me preguntó: ¿Por qué me quieres? ¿Por qué yo? Supongo que le dije algo increíble pues recibí la mayor de las recompensas, la que menos merecía: Porque eres todo yo, porque me completas, porque estoy bien si tú lo estás y me hundo en un abismo si me dices no, porque eres intensa, porque crees en todo lo que dices y lo que haces mientras yo sólo soy capaz de seguirte para no romperme, porque todo encaja, porque no veo más allá de ti, porque mi corazón está hecho de pedazos de tu rostro, porque la musa de mis sueños es de tu estatura. Hoy le respondería de otra manera, sabiendo lo que sé, siendo quien soy ahora. Esto me hace sentir triste, hay bonitas palabras que ya nunca más serán, mas como alfileres en mi garganta. Para mí es una escena de terror, de tensión, inaguantable, inexplicable. Le gritaría, saldría corriendo sin mirar atrás.

Blind Date


No sabía porqué había quedado con él, quizás por añoranza, le recordaba a cuando vivía en su pueblo, con su familia, sus amigos. Pero él no era ninguno de esos. Sólo un simpático recuerdo de hace unos años. Cuanto más pensaba en lo insignificante que era ese individuo enjuto y barbilampiño, más disfrutaba de la frivolidad con que estaba llevando la cita. Mientras, él se desgañitaba, en sentido figurado, porque fuera el mejor encuentro hombre-mujer de la historia. Se lo imaginaba arrastrándola por el pelo, contándole cualquier historia sobre la caza del día interior y ella riendo como si se estuviera enterando. No sabía de qué demonios hablaba. Pero le entretenía, quizás se quedara un rato más o lo dejara en este mismo momento. Se sentía poderosa, justo en la línea entre la cortesía y el desprecio. No está mal sentirse así de vez en cuando, sobre todo porque no lo puedes hacer con las personas que te importan, y él era nada.

Monster

Le cogí miedo a salir a la calle desde que atisbé por la ventana que había un monstruo a la vuelta de la esquina. No sé porqué escogió mi calle: era de lo más corriente y no había nunca mucho tránsito. De todas las calles posibles escogió ese callejón mugroso donde vivía. Joder, una de las razones por las que me decidí a habitar esa pocilga era porque esas cosas no iban a pasar allí. Me equivoqué una vez más. Cada día me asomaba y observaba cómo devoraba a alguna incauta víctima y roía sus huesos y la sangre le corría por las comisuras.
Era un monstruo sin ningún encanto, un monstruo. No hubiera pasado ni por monstruo, era inmundo. Tenía el aspecto de un hombre trajeado y arreglado pero con joroba, grandes y peludas zarpas, mandíbulas de tiburón, el rostro desfigurado como si su cabeza fuera un puñado de carne picada moldeada y encajada a puñetazos en su cuello. Sus venas eran tuberías que se inflaban por la tensión. Recordaba a cuando era crío e intentaba darle forma con mis torpes manos a una pastilla de plastilina. Intentaba colocar tronco cabeza extremidades pero no conseguía que las figuras se quedaran de pie, se caía la cabeza, los brazos colgaban hasta el suelo, las piernas se retorcían en una postura imposible. Más o menos. Huelga decir que nadie en su sano juicio se cruzaría con eso. Y no es que no quisiera escapar, es que la criatura no se movía de su puesto. Estaba siempre en guardia. Día y noche.
Una mañana no estaba, simplemente. Creo que su puesto lo había ocupado alguna señal de tráfico. O algo parecido.

PD: Necesito un comentario. O amenazo llamaros a horas intempestivas.

lunes, 28 de marzo de 2011

SONGS OF LOVE


INTRODUCCIÓN: Esta entrada fue redactada originalmente hace unas dos semanas, pero azares y avatares han impedido su publicación hasta ahora. Y es que es uno de esos temas recurrentes... o una pesadilla de abuelo Cebolleta.

Canciones, canciones. Las hay de todos los gustos y colores, pero hay algunas que retienen el momento, definen estados de ánimo. Con ellas puedes oler lo que olías cuando la escuchabas.
Verano de 1993. Mi habitación. Una de la madrugada. Tumbado en mi cama semidesnudo por exigencias del calor que lo invadía todo. Presioné el play en mi walkman Sony con Megabass (por supuesto que me gustaban los graves) y empecé a escuchar la primera canción del “Vs.” de Pearl Jam, “Go”. Tuve una epifanía, casi me sentía flotar. Me vi, os lo juro, me vi encima de mi cama, flotando por la habitación bajo los acordes gloriosos de Gossard, Ament & Co.
Navidades del 96. “The Downward Spiral” de Nine Inch Nails en mi vieja cadena Philips. Los auriculares más tochos que os podéis imaginar (¡de clavija gorda!) con la tela comida del uso. Más graves. Era de día, pero se hizo la oscuridad. Un hormigueo creciente, una plaga de langostas se estaba introduciendo en mi cerebro a través de mis oídos. No me podía creer que esa música existiera: “Mr. Self-Destruct” me convirtió.
Verano del 88. La primera vez que me emborraché, recibí un puñetazo tras una torpe declaración y compartí vomitera con la chica que me había dejado el vinilo del álbum de rock más importante de mi vida: “Apettite for Destruction” de Guns’N’Roses. También me traía loco aunque tuviera como unos diez años más que yo. Ese álbum es ella (junto al “New Jersey” de Bon Jovi y el”Fresh+Blood” de Poison).
Otoño del 84. Primeras escuchas del “Synchronicity” de The Police. Y me gustaban las canciones más marcianas: “Mother” y “Miss Gradenko” (curioso, eran las únicas que no compuso el genio de Sting; la de la madre era de Andy Summers –enfermiza, insoportable-; la otra era un suave medio tiempo de Stewart Copeland). Nunca lo he dicho en público pero “Wrapped Around Your Fingers”, en mi opinión, es una de las canciones más flojas de los Police. Me carga el tempo aunque la letra está plena de romanticismo pop. A esto añado que una mala canción de Sting es el sueño húmedo de muchos compositores.
Marzo del 2011. ¡The Strokes edita su último álbum “Angles”! Espero que sea uno de esos momentos (aunque ya nada será igual).
PD: Disfrutaría molto si trajerais un trocito de vuestros recuerdos a este rincón. Confident ha abierto la caja de los truenos con una entrada que merece portada.
PD de la PD: ¡Trent Reznor ha ganado un Óscar! El autor junto a Atticus Ross de la banda sonora de “The Social Network” recogió un premio que creo que cierra el círculo de una carrera musical intachable y abre nuevas y excitantes posibilidades a una personalidad como la de Reznor, que vive su etapa más fructífera y, quizás, más interesante.

miércoles, 23 de marzo de 2011



Quién no ha querido ser alguna vez Steve McQueen, escapar de un campo de concentración a lomos de una moto, acabar con los bandidos que amenazan a un pequeño pueblo mejicano, perseguir a criminales por las colinas de San Francisco en un deportivo o salvar a una panda de Paris Hiltons de un rascacielos en llamas. Lo cierto es que nunca se le olvidó que era actor y persona. En "Papillon" salía demacrado y no había chica, ni casino, ni motos, ni pistolas, sólo otro tipo más bajito y más feo que él, Dustin Hoffman. Apostó por Sam Peckinpah (un director que era veneno para las productoras de Hollywood pero que se llevaba bien con duros como el propio McQueen, Charlton Heston o James Caan) y ahí quedan la seca "La huida" (de una misoginia evidente) y la melancólica "Junior Bonner" (una de sus películas menos conocidas pero más interesante: un western crepuscular sobre el mundo del rodeo en los aridos parajes del medio-oeste americano; sí, en la línea de "Vidas rebeldes"). Desafortunadamente no sabemos cómo habría sido un Steve maduro, nos dejó demasiado joven y demasiado rápido. Y curioso que su única nominación a los Óscars fue por la pesada épica de "El Yang-Tsé en llamas", aunque es una de esas películas de Sábado Noche que tengo mitificadas.
Como persona, de todos es sabido su afición a la velocidad, plasmado en la curiosa (y larga, larga) "Le Mans" o en un interesante documental sobre motocross. Pero parte de ese amor al riesgo se perdió al saber que fue objetivo de la familia Manson. Se convirtió, al parecer, en un paranoico, perdió amistades en el camino y siempre llevaba una pistola encima. Incluso llegó a aprender kárate con el mismísimo Bruce Lee. Y, desde luego, lo más molesto de su personalidad era su misoginia. Cierto es que se portó especialmente mal con Ali MacGraw, su compañera en "La huida" (la de "Love Story"). (Una acotación: es extraño ver cómo mujeres con personalidad fuerte e independiente terminan fijándose en los hombres más inadecuados: Katharine Hepburn con el borrachín ultracatólico de Spencer Tracy; Elizabeth Taylor (triste la noticia de su fallecimiento) con el histriónico y alcoholizado Richard Burton -éstos se daban entre ellos-; especialmente triste es el caso de Farrah Fawcett con el brutote de Lee Majors y, otra vez, el borracho maltratador de Ryan O'Neal;...).
Pero, entre el mito y la realidad, me quedo con McQueen. Un recuerdo sincero. Y para stiff. Y para la bella Elizabeth Taylor (que siempre disfrutó más de la compañía de amigos que de queridos -especialmente entrañable fue su relación casi maternal con el frágil Montgomery Clift). Y para todos a los que echo de menos.

miércoles, 16 de marzo de 2011


El primer día siempre me cuesta dormir. Más que eso, me cuesta irme a dormir. Hay una especie de vacío que me impide hacer las acciones más cotidianas, es como si supiera que algo no anda bien y decidiera colocarme en un rincón, acurrucarme hasta que pase. Poco a poco me voy quitando capas, escondiéndome, convirtiéndome en la persona que seré los próximos días. Me vuelvo más despistado, o más frío, una serenidad gris, pesada, asqueada. He comprendido que el olvido es una buena arma pero que cuesta recuperar. En el proceso se arrastra la morralla pero también "lo". Suelo pensar en la memoria como un almacén gestionado por un paciente emérito que se muestra comprensivo con los inútiles listados y satisfecho con las miradas; hace la vista gorda con algunas frivolidades y gestiona lo que sabe que importa. Mi memoria no es perfecta pero me hace recordar que de vez en cuando merece la pena pasarme por aquí, aunque no sea para nada.

PD: Si se lee, algo de Palahniuk; si se escucha, algo de Waits; si se ve, algo de Tavernier; si se tebea, "La vida secreta de los jóvenes" de Riad (nosequé).

PD: La foto que encabeza esta entrada es un homenaje a "the Duke" algo pertinente. No he visto la nueva versión de "Valor de ley" pero sí que he leído una entrevista a los Coen mofándose de la versión antigua, despreciándola, mientras adoran el libro original. Siempre me parece una falta de respeto meterse con gente mayor o que no se puede defender, pero en el caso de los Coen es más hiriente pues ya pretendieron enmendar la plana al clásico "The Ladykillers" (aquí "El quinteto de la muerte" con los grandes, grandes Alec Guinness y Peter Sellers, más Herbert Lom) y les salió una mala película (iba a decir un truño, pero me callo). No sé si será el caso pero más respeto al "True Grit" original, una ovación al gran Henry Hathaway que la dirigió y una oración por el gran Marion Morrison (aka John Wayne) que ganó su único y merecido Óscar por este reivindicable western. (Este hombre hizo "El hombre tranquilo", "Río Rojo", "Río Bravo", "La taberna del irlandés", "Centauros de desierto", "Hombres intrépidos", "La diligencia", "El hombre que mató a Liberty Valance", "No eran imprescindibles", "Fort Apache", "Alaska, tierra de oro", "Hatari!",... así de memoria esto deja, con todos mis respetos, la filmografía de los Coen a la altura del betún -y me gustan "Arizona Baby" y "El gran Lebowsky" pero me ha dado el calentón-). Gracias por la atención, perdonan las comas y los puntos y los tachones y el rollo y...

miércoles, 9 de marzo de 2011


Cierto, cierto que tendría que haber renovado las entradas pues tengo unas cuantas prefabricadas. Ésta tiene el valor de la inmediatez pero no se me ocurre nada medio decente. Quizás una imagen, quizás un enlace de ésos de YouTube. Venga, una imagen del tristemente fallecido John Barry, introspectiva como solía ser alguien con una personalidad tendente a la depresión y la melancolía. Y eso se notaba en su música. Un consejo: escuchad una de las numerosas bandas sonoras que realizó para James Bond. Supuestamente es una película de espionaje y acción pero su fuerte siempre fueron los temas románticos, de un lirismo sorprendente teniendo en cuenta el tipo de film que es. Hiperbolizaba un sentimentalismo que no existía en esencia ¡y funcionaba! En otros casos, no había nadie mejor que él para acompañar argumentos como los de "Robin y Marian", "En algún lugar del tiempo"(una muy, muy recomendable y desconocida película fantástico-romántica donde John Barry se luce) o la sempiterna "Memorias de África". En fin, es uno de esos personajes que nunca me hubiera gustado ver desaparecer.S.T.T.L.